Un cínico
perro del infierno:
[Anotaciones sobre Miguel Ventura-NILC]
“ El cínico no abriga ninguna quimera;
le deja los delirios a los ingenuos”.
Michel Onfray[1].
El infierno es del cínico que lo trabaja:
“... Y el infierno del que usted está huyendo cómodamente puesto que el chofer después de todo lo esperó afuera, lo espió desde lejos y ya le abre la portezuela riendo alegremente, demostrándole su fidelidad y eficacia, es un infierno donde los condenados no han pecado ni saben siquiera que están en el infierno, están ahí renovándose desde siempre, viendo irse a unos pocos capaces de franquear las vallas de las castas y las distancias y la explotación y las enfermedades, cerrando el círculo familiar para que los más pequeños no se alejen demasiado y no se los traigan aplastados por un camión o violados por un borracho, el infierno es ese lugar donde las vociferaciones y los juegos y los llantos suceden como si no sucedieran, no es algo que se cumpla en el tiempo, es una recurrencia infinita...” (Julio Cortázar, 1969).
Y el chofer que ríe cínicamente, desde su infierno, se ve poseído por su concepto central: NILC, alter ego de, Miguel Ventura (E.U.A., 1954) traza senderos rectos y curvos, paralelos y que se atropellan entre sí, que se violan unos a otros y a sí mismos.
En un acto de envilecimiento cínico el Nuevo Consejo Interterritorial de Lenguas, NILC, por sus siglas en inglés, hace desde 1992 uso de discursos paródicos infinitos (apológica y críticamente) hacia las reglas sexuales, raciales, educativas e institucionales mismas que, a su vez, tienen una columna vertebral: el Lenguaje, columna de importancia y explicación tautológica, dado que por sí mismo el lenguaje es de gran complejidad estructural por su génesis social.
Siendo a la par del lenguaje la Lengua el in-conveniente a citar una y otra vez en la obra de Ventura, por su cualidad de simbolizar, es decir, representar lo real por un signo y de comprender a ese signo por lo real, es que se hace necesaria -como acto mecanicista-, la aplicación de metodologías interpretativas variadas e interminables pues es en el universo/ficción NILC donde lo real se vuelve inverosímil y lo inverosímil termina por ser la vida cotidiana que se corresponde con las particularidades de todo aquel que esté inmerso en la cultura.
A través de NILC, comité que nace como crítica al Interterritorial Language Committee, ILC, institución británica que trabajó desde finales de los 1920 para convertir la lengua swajili en una lengua común en toda África, dándole para tales fines, además de forma escrita, estructura gramática y semántica, apropiándose así de toda su cultura, es que Ventura, habitado por lo posible, cual idiota, según Dostoievski, “Viviendo intensamente, en la ebullición de una crisis”[2]; da origen a un nuevo lenguaje donde el código es dado por las formas que hacen las trenzas del ideal de una niña aria, Heidi Schreber (interpretada por el mismo artista), inspirada en Daniel Paul Schreber, escritor diagnosticado como esquizofrénico, quien después de 20 años de tratamiento, en 1903 redactó “Memorias de un enfermo nervioso”, donde narra sus delirios haciendo notar pretensiones transexuales a través de imaginar cambios físicos tajantes.
Para el 2001, el artista editó los “Nuevos cuadernos de Mademoiselle Heidi Schereber”, en donde la lengua NILC (que consta de treinta glifos) estaba terminada y contenía sus instrucciones de uso. Es así que, el objetivo de la NILC, mediante la implantación de sistemas metodoló-pedagógicos, sea alcanzar que ésta se utilice como única lengua en el mundo a través de la cual se transmita todo tipo de conocimiento, pues reincidamos en que “La posición del idiota está rigurosamente definida: juzga a todo el mundo y no se deja juzgar por nadie”[3]. Para fines de funcionamiento hipotético perfecto de la NILC en la tesis de Ventura, es importante mencionar la proposición que afirma: todo conflicto político, social, cultural está articulado no en función de problemas de clase ni de economía, sino en poderío lingüístico; y que se reafirma con la identidad como ficción, de Jeffrey Weeks (1985), que suscribe: Es mediante el lenguaje que construimos representaciones y con ellas operamos en la realidad; dando por sentado que sólo nos relacionamos con el mundo a través del lenguaje, que permite la formulación de conceptos que hacen posible el pensamiento, y a través de éste y su comunicación es que se configura la cultura, la cual se aprende, y todo aprendizaje se realiza mediante el lenguaje.
Del cinismo infernal al cinismo de un perro:
Retomando la esencia de la idea de la teoría de cinismos de Michel Onfray (Francia 1959), punto central de este escrito, la quimera se materializa en el universo de ácida crítica ideológica de Miguel Ventura a partir de sus obsesiones de la parodia a lo lingüístico y de identidad(es), pues como escribiría el mismo Onfray[4]: “El sabio domina y se domina a sí mismo”. Esto último deviene del quehacer, en lo consistente, de un aparato/personaje de imposición hegemónica a lo largo de los proyectos de Ventura:
En The New Fuck Me Little Daddy House (1996-2000), a través de elementos narrativos técnicos varios: música, video, fotografía, performance, etcétera; el NILC proporciona un entorno para la difusión de nuevos sistemas lingüísticos a partir de establecer sus propias fronteras de nación, convocando a “voces del pasado, presente y futuro”[5], por medio del personaje principal, Heidi Schreber, cuyo pelo crea un lenguaje universal a partir de un sistema de signos gráficos. Agregando así en la crítica su apología donde, según Onfray, “El nuevo cínico impediría que las cristalizaciones sociales y las virtudes colectivas, transformadas en ideologías y en conformismo, se impusieran a las singularidades. No hay otro remedio contra las tiranías que no sea cultivar la energía de las potencialidades singulares, de las monadas.”[6] [imagen 1]
En How shall I love you, my little one? (2002-2005), se propuso un montaje donde el espectador estuvo incluido como un elemento más en el escenario NILC a partir de una ambientación casi hermética y sobre saturada de piezas gráficas como: fotografías de gran formato, video, música y una pasta que simulaba excremento, mismo que se encontraba embarrado en el piso y era utilizado como materia prima de las galletas NILC (centrales en la pieza); tal montaje pretendió aislar de otras realidades, con su presencia invasiva, a quienes allí se encontraron. La puesta descrita envolvía la historia de un paciente enfermo de impulsos desconocidos, que visitaba a un niño psiquiatra. El pequeño médico sometió al paciente, inundado de deseos de cura para ser un hombre útil a la nueva sociedad, a un tratamiento que consistió en darle a comer treinta galletas, con las formas de los glifos, para tales efectos. De esta pieza el punto a incurrir de primera mano serían las galletas, sin embargo, es notable el ejercicio dictador tácito en ambos personajes: psiquiatra/paciente. [Imagen 2.]
De esto, la crítica sistemática asociada a la retórica de lo implícito, en su forma más pura de aculturamiento respecto a la imposición, en palabras del artista en personaje: “Toda mi vida, desde mis primeros recuerdos, me he sentido torturado por el miedo, la vergüenza y el odio a mí mismo. Mi cuerpo estéril se resiste a relacionarse con alguien. Hasta conmigo mismo. Lo que tengo dentro de la cabeza es un vacío. ¿Cómo podré convertir en algo nuevo y útil este odio que vengo cargando?”[7], haciendo apología a la resistencia con la inversión de sentido de la realidad ética en la obra, que se adecua con los cínicos por lo siguiente: La máxima del cínico es “no ser esclavo de nada ni de nadie en el pequeño universo donde uno halla su lugar”[8].
Teniendo estos proyectos como antecedentes, así como In the world of the women painters, (1989); The P.M.S dilemma, (2002) y The basic language cave (2003) entre muchos otros trabajos que reafirman las líneas argumentales del artista, es que se llega al trabajo más reciente del NILC, Cantos Cívicos, (2007).
Esta instalación fue concebida en principio, a petición del curador Juan de Nieves, para el Espai d´art Contemporani de Castelló, España, que después se adaptaría al Museo Universitario de Arte Contemporáneo, MUAC, en la Ciudad de México. El proyecto condensa, en concepto, todo el trabajo de Ventura-NILC a partir de la encarnación de referencias que aluden a la segunda guerra mundial y el holocausto nazi así como, en específico, a su sistema propagandístico. La obra se articula en tres etapas: La primera es un bioterio donde habitarán ochenta ratas adiestradas bajo el sistema NILC. El segundo es una especie de sala dividida en habitaciones donde se contienen innumerables imágenes de hombres pertenecientes al nacional socialismo, los treinta glifos NILC, cruces svásticas, muñecas de apariencia india y aria, animales disecados: ratas, pájaros, venados, entre otras especies, fotografías de genitales de hombre y mujer, actos sexuales explícitos y heces fecales junto a índices de grandes personajes del arte y la cultura. El tercero es un conjunto de proyecciones donde se muestra a dos personajes recurrentes NILC que remiten al nazismo; los videos acompañan a dos coros y una banda, los cuales, a su vez, actúan con base en el comportamiento de los roedores dentro del bioterio, ejecutando así doce piezas musicales dentro de las cuales se incluyen Life is life (Opus. 1985), Qué será, será (Doris Day. 1956) y No Controles (Olé Olé. 1982), entre otras. [Imágenes 3 y 4]
Amaestrando el infierno subversivo:
En esta última entrega del NILC, además del dogma de fe sobre los proyectos anteriores, Miguel escritura nuevas configuraciones respecto a la posmodernidad y a las nuevas tecnologías como la Internet, evidenciando los, cada vez más frecuentes, espacios de exhibición a través de redes sociales donde el lugar común es la sexualidad en cualquiera de sus modalidades (desde relaciones amistosas hasta sexo cibernético), poniendo así, más que nunca, en entre dicho una de las instituciones más poderosas, la heteronormatividad[9]. En este sentido el sexo en público no sólo rompe con los discursos de intimidad, también con los actos sexuales per se y con las identidades, ocupándose no del sexo en sí, sino: “de la forma en que el sexo está mediatizado por los públicos”[10], es decir configurado tradicionalmente: hombre-mujer; tema tratado por el mismo artista no sólo en orden simbólico o uni-ideológico, por el contrario, de algún modo acentúa los conflictos que existen entre los frágiles principios cotidianos hetero versus el creciente reconocimiento de prácticas homosexuales; todo a partir de sus fotografías de considerable formato donde la sexualidad se expresa desde la disidencia sexual(:la homosexualidad) a partir de prácticas reconocidas y/o asociadas con este grupo social, por ejemplo: felaciones, penetración anal y fisting.
Para finalizar, además de las susceptibilidades evidentes críticamente tocadas, dada la génesis cultural de los tópicos, este apartado: Cantos Cívicos, se refleja, desde esta perspectiva paradógica, inundada de todos y cada uno de los puntos del cínico Diogenésico (Diógenes 412-323 a.C.):
· El placer NILC no es un mal “si no se impone a la voluntad y si, aunque la alcance, permite que ésta conserve su soberanía y despliegue su energía. Hasta es legítimo que, queriéndolo, uno se asegure de no dejarse dominar por ninguna tiranía interior ni exterior.”
· Para el NILC como para el cínico, perturbar lo imperturbable es pecado capital.
· La sexualidad NILC desculpabilizada no modifica la vibración del sosiego.
· Para ser digno de la beatitud NILC es preciso agregar una técnica negativa que muestra lo que no hay que hacer para el bienestar de la economía de los esfuerzos.
· La dietética NILC de los placeres supone reducir las ocasiones de infelicidad y produce el deleite de la evitación.
· La insistencia NILC incurre en poseer virtudes de raza: fidelidad y preocupación por preservar al prójimo.
· Para el cíNILCo obedecer al deseo es la mejor manera de olvidarlo.
· Por último, ser NILC implica un esfuerzo por construir una manera diferente de ser en el mundo y subvierte la retórica clásica que invita a someter la singularidad a la ley y a los principios de lo universal.
“En medio de la plaza pública, un día convocó a grito pelado a los hombres(...) Por su puesto, la gente se acercó, ya que el personaje y sus prácticas le despertaban la curiosidad. Entonces Diógenes distribuyó golpes aquí y allá, al azar, dirigidos a los curiosos, y justificó su gesto diciendo: Pedí hombres, no heces”[11].
Así pues, salgamos a la plaza a practicar la evitación, como heces, improvisando mordeduras de por medio, sino a morir aguantando la respiración.
Bibliografía:
· Julio Cortázar. Último round. Siglo XXI editores. Buenos Aires. 1969. 19a ed. 2006.
· Michel Onfray. Cinismos, retrato de los filósofos llamados “perros”. Op. Cit. Gabriel Orozco. Collage del libro de Michel Onfray [...]
· Jeffrey Weeks. Conceiving sexuality. History, desire, and identities. Routledge. 1995. USA.
· Pat Califia, Public sex: The culture of radical sex, Pittsburg, Cleis Press. 1994.
· André Glucksmann, La estupidez: Ideologías del posmodernismo, Ed. Península. Barcelona. 1997.
[1] Michel Onfray. Cinísmos, retrato de los filósofos llamados “perros”. Op. Cit. Gabriel Orozco. Collage del libro de Michel Onfray [...]
[2] André Glucksmann, La estupidez: Ideologías del posmodernismo, Ed. Península. Barcelona. 1997.
[3] Ibíd. p. 151.
[4] Traspolando la noción de artista como sabio en su quehacer.
[5] Miguel Ventura, Lamentations, praises, Hymns. 1992.
[6] Michel Onfray. Cinísmos, retrato de los filósofos llamados “perros”. Op. Cit. Gabriel Orozco. Collage del libro de Michel Onfray [...]
[7] Entrevista concedida a Tomás Ruíz-Rivas. México D.F. 2005. Sin fuente hemerográfica.
[8] Ibíd. p.2.
[9] Se entenderá heteronormatividad como aquellas instituciones, estructuras de comprensión y orientación prácticas que hacen parecer a la heterosexualidad organizada como la única orientación sexual y con ello su privilegio.
[10] Pat Califia, Public sex: The culture of radical sex, Pittsburg, Cleis Press. 1994.
[11] Michel Onfray. Cinísmos, retrato de los filósofos llamados “perros”. Op. Cit. Gabriel Orozco. Collage del libro de Michel Onfray [...]
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