abril 08, 2009

NOTICIAS CANAL 22. Magdalena Gutiérrez


Cantos cívicos: polémicamente correcto

• Un psicoanalista, los curadores y Miguel Ventura, charlaron sobre los símbolos de esta instalación

DISTRITO FEDERAL, México, 26/03, (N22).- "México es un país que se rehúsa a los cambios, las reacciones negativas que ha recibido Cantos Cívicos son a causa de los cánones internacionales que la cultura hegemónica ha implantado, a través de los cuales se evade hablar de los verdaderos e importantes problemas", declaró el artista Miguel Ventura.

El inconsciente colectivo se construye a partir de símbolos dominantes, la cultura hegemónica impone su cosmovisión y entendimiento del mundo. Cantos cívicos es una exposición que cuestiona los cánones de la cultura capitalista, deja una huella en la mente del observador a través de su violencia simbólica y pictórica, el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) es el lugar donde el artista Miguel Ventura junto a los curadores, Lourdes Morales y Cuauhtémoc Medina, y el psicoanalista Manuel Hernández analizaron esta muestra que ha sido malinterpretada por críticos y visitantes.

En el Espacio Experimental de Construcción de Sentido, una sala pintada de blanco, en la que se proyectan películas dentro del MUAC, se comenzó la discusión en torno aCantos Cívicos. "El arte no es una caja de moral, ni tampoco tiene una intención educativa; Cantos Cívicos es una propuesta de tono estético, en el que el símbolo toma un papel central", dijo Lourdes Morales.

El arte de Miguel Ventura trata de reflejar el desecho ideológico de la sociedad contemporánea, no es coincidencia que haya escogido al nazismo como estandarte de la mecanización y condicionamiento que hemos sufrido los seres humanos a través de los instrumentos de manipulación como son la propaganda, y actualmente, los medios de comunicación.

Miguel Ventura nació en San Antonio, Texas, estudió en la Universidad de Princeton y en School of the Museum of fine Arts en Boston, dentro de las exposiciones que ha realizado se encuentra "How shall I love you, my little one", en Madrid, España, "New Work" en Nueva York, "In the world of the women painters" en México, entre muchas otras.

"El caos reina en ésta exposición, el visitante de pronto se siente expulsado al desarraigo, por un momento pierde su identidad y se adentra en un goce desplazado y pervertido en el que las esvásticas y los colores violentos a su alrededor lo confunden, la experiencia dentro de la exposición es un proceso similar al de la mediatización", dijo Lourdes Morales.

Cantos Cívicos fue inaugurada el 26 de noviembre de 2008, la obra no fue bien recibida. Varios críticos de arte como algunos observadores rechazaron la instalación diciendo que era una apología del nazismo o una obra antisemita.

Enrique Krauze escribió un artículo en la revista ?Letras Libres en la expresó su opinión acerca de la exposición: "Noventa mil personas, la mayoría jóvenes, han visitado la exposición. Discuten mucho, me dice la directora. El dato, confieso, no me convence. ¿Qué clase de parodia es ésta, que, de tan ambigua o tácita, es incapaz de sostenerse por sí misma y tiene que recurrir a facilitadores externos que la justifiquen? La obra es tan pretenciosa y autorreferencial, tan complacida de su supuesta y delirante lucidez, que no alcanza a darse cuenta de los inmensos equívocos que propaga. El caos de imágenes y conceptos que acumula se resuelve en un error ético-político verdaderamente grave". (Enrique Krauze, Cantos Nazis, Revista Letras Libres, 8 de febrero de 2009).

En contraposición con la opinión de Enrique Krauze, el curador Cuauhtémoc Medina dijo que ?Cantos Cívicos opera como un armazón con huecos que atrapa a una realidad social. "El artista no dice quién es el malo o el bueno de la historia, tampoco quiere reflejar a las víctimas o a los victimarios; pero, sí dice que la simbología nazi fue un conjunto de imágenes y propaganda que alcanzaron un prestigio y un acuerdo social. Miguel Ventura refleja la ideología hegemónica durante el periodo del nazismo en Alemania", agregó Medina.

El nacionalsocialismo se propagó por Europa a través de la música, las imágenes o el cine. A pesar de la lejanía de México con respecto a Alemania, el nazismo alcanzó las esferas políticas del país, en la exposición se presenta a José Vasconcelos como seguidor de las ideas nazis.

"Cantos cívicos tiene una estética insidiosa, la forma en la que está ubicada dentro del espacio produce una sensación de sometimiento a una autoridad, los observadores se mueven dentro de una pieza como si fueran ratas de laboratorio; la intervención es una trampa en sí misma que nos somete ante los sonidos de la música que se escucha en el fondo de la habitación. La exposición nos hace preguntarnos acerca del humanismo y de la relación entre los seres humanos", comentó el psicoanalista Manuel Hernández.

En una plática que se extendió por más de hora y media, tanto el artista Miguel Ventura como los ponentes respondieron a las críticas que se le ha hecho a Cantos Cívicos. La exposición está abierta los martes, miércoles y domingos de 10 AM a 6 PM; jueves a sábado de 12 a 8 PM, en el Museo Arte Contemporáneo (Muac), en Ciudad Universitaria, para que cada quien se forme una opinión acerca de esta polémica instalación.

09/MAG

abril 02, 2009

Silvana Rabinovich

“Cantos cívicos” ¿cómo se atreve NILC a subir del subsuelo al lobby?


No soy crítica de arte. Me obsesiona la ética. La abigarrada experiencia de mis encuentros con la muestra Cantos Cívicos me impulsa a despedirme de ella con un agradecimiento a Miguel Ventura por su osadía y su enseñanza.

 

Le agradezco especialmente el haber puesto el cuerpo en todos los sentidos posibles.

 

Los sentidos de “poner el cuerpo” (deposiciones del cuerpo):

- El primero es que esa obra colosal ha sido maquinada con todo el cuerpo. No sólo atrapa y entrampa la corporalidad del visitante en el vientre de una rata: éste se descubre visitado por la muestra (juez depuesto). La obra fue concebida por Miguel Ventura con los cinco sentidos: ninguno queda excluido. Se podría alegar que el olfato y el gusto no se ponen en acto, sin embargo, ambos engendraron este trabajo, al igual que el oído (reflejado en el título y en el performance que es el pulso de la obra), y claro está, el tacto y la vista (esta última se encuentra saturada y necesita imperiosamente ser asistida por los otros cuatro sentidos). El “sexto sentido” que se activa es el de la memoria (que según los hermanos Tadié es “el sentido de los sentidos”). Esta última toca fibras muy sensibles que producen a veces reacciones incontrolables por parte de aquellos que se embarcan en esta experiencia cívica (¿qué memoria asalta cuando caminamos sobre el texto que Vasconcelos publicara en la revista Timón en defensa de los Protocolos de los Sabios de Sión?). (Cabe aclarar que no hay manera de pasar como espectador y juez: a la manera de Jonás, en el vientre ya no de un pez sino de una rata, Cantos cívicos es experiencia en la que el sujeto se sabe visto y juzgado, luego expelido como otro, “deposición” en ambos sentidos: jerárquico y escatológico).

- El segundo es moral, se trata del compromiso del artista con una dolorosa veracidad sin concesiones. Esto abarca su estoicismo ante la furia de ciertos sectores de poder que clamaban por la censura.

- El tercero es el de exhibir la vulnerabilidad constitutiva del cuerpo humano. Paradoja recurrente: es común que la exhibición de la vulnerabilidad sea acogida como agresión. Se trata de una respuesta defensiva que muchas veces tiene una carga desproporcionada de agresividad (es la lógica de la “guerra preventiva” aplicada a las relaciones sociales y en este caso a la cultura).

- El cuarto es habernos dado la posibilidad de andar a gatas (más precisamente “a ratas”) por las entrañas de una máquina de terror, de ser excretados por la misma con la carga de nuestra insoportable complicidad. (En Argentina dirían que uno sale de allí “hecho mierda”, en el sentido de moralmente destruido, aunque en este caso también es literal y remite al hecho de haber sido digerido por el roedor).

- El quinto es el de recordarnos la responsabilidad de los cuerpos vivos para con los inofensivos cadáveres. Una responsabilidad nada altruista sino mera confesión de connivencia para con lo peor.

- Uno más, visual: la fascinación estética ejercida por el retrato fotográfico ejemplar de ayer (fotos de soldados nazis) contrastando con la exhibición desgarradora de las víctimas de hoy (muertos de la guerra de Irak), en una ruleta rusa en la que participan los tristes cuerpos que se exhiben como mercancía autocensurada en Internet, la impresentable materia fecal, unos genitales sueltos que parecen títeres junto a los eufóricos rostros de los exitosos que anhelan alcanzar la dignidad de aquellos oficiales nazis (otrora orgullo y amor de sus familias que hoy se subasta como vergüenza en la red electrónica). Metáfora gástrica: de alimento deseado y codiciado a excremento inasimilable. El dinero en tanto jugo gástrico: ácido que prostituye a los cuerpos no sólo en la red sino en la guerra, la mercadotecnia como el horizonte último de la farándula política.

- Otro más, auditivo. El ritmo vertiginoso de las imágenes en las que predominan los colores de la bandera alemana es cortado de raíz por la dulzura extrema del himno nazi “La bandera en alto” en la viva voz de niños. Contrariamente a lo esperado (que sería un ritmo marcial y triunfalista) esta melodía eleva sideralmente el espíritu tocando las fibras más sensibles, hasta las lágrimas. El espectador –al modo de una película del Dogma- se encuentra contrariado, aplaudiendo lo más abyecto: ¿cómo no aplaudir a esos niños dulces? ¿Cómo aplaudir el himno nazi? Algo parecido pasa con la canción falangista y cada una constituye una experiencia única, sincopada.

“Cantos cívicos”: no sólo lo lírico junto a lo político. “Canto” también es la extremidad, la punta, el remate: en este caso Miguel Ventura toca el borde donde se acaba la experiencia de la ciudadanía, y a la vez “canto” como el lado opuesto al lomo del libro: el lugar por donde se abre esta misma experiencia en la historia. Y por último, “canto (piedra) cívico” pone al descubierto el empedernido albañal político.

¿Qué es lo que no se le perdona a Cantos cívicos?

El cambio de perspectiva. El atrevimiento de volver visible aquello que opera de manera invisible. El gas es inodoro y letal, para alertar acerca de su presencia se le adiciona artificialmente una sustancia odorífera. De manera análoga, Cantos cívicos le agrega una fétida visibilidad a las redes invisibles y mortíferas de poder escondidas tras la fachada del éxito.

La historia del nazismo siempre había sido abordada desde las fosas comunes, esto incluye el morbo de las pilas de cadáveres, las raquíticas víctimas reducidas a la condición sub-humana (y los perpetradores a la de personajes diabólicos), los hornos crematorios, etc. El nazismo estaba domesticado y castigado en la mazmorra de la historia como un cuerpo extraño, un desvío imperdonable. Arriba estábamos nosotros, los herederos inocentes, con nuestro dolor, exigiendo un “nunca más” que debía cumplirse por designio del miedo. Claro que hubo voces que intentaron mostrar otra cosa: el título La especie humana del libro de Antelme busca otra mirada, Primo Levi apunta a un análisis profundo del miasma de la moral humana, Hannah Arendt da un paso más, político, en esta dirección que trata de abordar el fenómeno siniestro a pleno sol: banalidad del mal.

Cansado de la comodidad asfixiante de esa guarida underground, Miguel Ventura acorazado en un vehículo roedor totalmente tapizado de indecorosa memoria, osó subir las escaleras hasta la planta baja del fenómeno. Se trata de una movida compleja, exenta de piedad y, para algunas conciencias, imperdonable por veraz.

De este modo, el miasma de la historia se exhibe en el lobby (vestíbulo), irrumpe revelándose como el actualísimo lobby (grupo de presión) político, económico y mediático que hoy fragua la historia. Se trata de un enroque siniestro: el sótano sube (se muestra la vida “normal” de aquellos años) y los que ocupamos habitualmente la superficie nos encontramos sin coartada en el subsuelo, con las manos sucias de complicidad, sosteniendo como Atlas la máquina de muerte de hoy.

Ventura puso de cabeza nuestra “buena conciencia”. Hay quienes reaccionan pataleando, como tortugas vueltas sobre el caparazón. Por mi parte, yo no tengo más que palabras de agradecimiento, por abrirnos la puerta a esa experiencia dolorosa y a la vez llena de esperanza que en palabras de Celan susurra: “el que anda de cabeza tiene el cielo como abismo bajo sus pies”.

¡Larga vida a NILC!



ESCRITURALEATORIA. Comentarios


> Otra vez yo por última vez: en breve, lo que le molesta a muchos de
> los de Ventura es el "corto circuito" que causa ver la svástica junto
> a la M de McDonald's y el signo de dólar. Esto es lo que escandaliza.
> Bueno, pues resulta que esta estrategia de choque o corto circuito es
> intencional, y es responsabilidad del intérprete entender la ironía y
> problematizar sus propias reacciones, tanto intelectuales como
> emocionales.

> Les copio dos fragmentos de un artículo que escribí en el 2002.

> According to Jameson, postmodern culture is “global, yet American”,
> and it is “the internal and superstructural expression of a whole new
> wave of American military and economic domination throughout the
> world: in this sense, as throughout class history, the underside of
> culture is blood, torture, death and terror” (Jameson 1991:5).
> American capitalism is, then the particular field of production and
> distribution of postmodernism. The erasure of national frontiers
> through globalisation has the face of the franchise (McDonald’s yellow
> icon in every village of the planet). Popular culture, then, stops
> meaning local folklore, the signified is “abolished” (Baudrillard
> 1990:90) and substituted by a form of American culture that wears the
> mask of globalisation. Americanisation will be the buzz word.

> ---

> Postmodernism is preoccupied with a critique of the oppositional
> mechanisms that constitute both the western philosophical tradition
> and literary modernism. Dualisms (such as good/bad, where the first
> term stands in hierarchical superiority to the second) are the orders
> of subordination that postmodernist thought and creation want to
> intervene. It is the problematic of oppositions that will lead
> theoretical approaches to this cultural phenomenon: David Lodge
> (1977:220-245) finds five strategies of the postmodern: contradiction,
> discontinuity, randomness, excess and short circuit. Ihab Hassan
> (1982:54-58) says postmodernism extends and modifies modernist rubrics
> such as urbanism, technologism, dehumanisation, primitivism,
> eroticism, antinomianism and experimentalism. Peter Wollen
> (1982:79-91) adds that postmodernism is marked by conflicting the
> oppositions of narrative transitivity and intransitivity,
> identification and foregrounding, single and multiple diegesis,
> closure and aperture, pleasure and unpleasure, fiction and reality.
> Similarly, Dominic Strinati (1995:223-245) attempts to identify
> postmodernism using the term “breakdown”, referring to the increasing
> domination of the media and popular signs over our sense of reality.

> ---
> No creo estar loco si pienso que esto sirve para describir también lo
> que pasa con lo de Ventura. Por eso bostezo cuando leo a la Bokser
> escandalirzarse...

> Un saludo y perdón por el spam. Es que a falta de seminario...



> Publicado por Ernesto Priego para escrituraleatoria a las 26/03/09 11:17

abril 01, 2009

EL UNIVERSAL. Sandra Licona


http://www.el-universal.com.mx/sociedad/2379.html

Ventura: críticas son “episodio psicótico”

El miedo del MUAC a mostrar su obra provocó los ataques, dice

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SANDRA LICONA 
EL UNIVERSAL 
SÁBADO 28 DE MARZO DE 2009 
SANDRA.LICONA@ELUNIVERSAL.COM.MX 

 

Miguel Ventura, el autor de la pieza “Cantos Cívicos” que ocupa una de las salas del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) de la Universidad Nacional Autónoma de México salió en defensa de su obra, que ha sido motivo de varias críticas negativas, y dijo que nunca antes otra exhibición de su trabajo había vivido un proceso caracterizado por la “violencia y agresión”.

Desde antes de llegar al MUAC en noviembre del año pasado, la instalación de Ventura estuvo inmersa en la polémica, primero en el Espai d’Art Contemporani de Castelló, en Valencia, España, donde un grupo de defensores de los derechos de los animales protestó porque el eje de la pieza son 42 ratas de laboratorio, y ahora las críticas desfavorables de intelectuales y académicos como Enrique Krauze, Jesús Silva Herzog-Márquez y Judit Bokser-Liwerant, quienes en general consideran que esta pieza está llena de “equívocos” y que “el caos de imágenes y conceptos que acumula se resuelve en un error ético-político verdaderamente grave”.

Bokser-Liwerant, por ejemplo, escribió en las páginas de este diario que en la obra de Ventura “converge la irresponsable renuncia a abordar con claridad y rigor el difícil siglo XX con la recuperación de condenables ecuaciones antisemitas”.

 

“Cantos cívicos” es sin duda una de las propuestas más inquietantes que se pueden visitar en el MUAC, no sólo porque su “cerebro” lo constituyen 86 ratas Wistar albinas, sino también porque está llena de imágenes perturbadoras, en las que destacan la suástica, el signo de dólar y la pornografía.

La pieza se erige como una enorme “crisálida” de plástico y aluminio, que envuelve una serie de miniprocesos artísticos y una serie de reflexiones en torno al fascismo, al poder y las economías neoliberales.

 

Durante una mesa redonda para analizar dicha instalación, en la que participaron el propio Ventura, junto con curadores y críticos como Lourdes Morales y Cuauhtémoc Medina, el artista de origen estadounidense aseguró que las críticas a “Cantos cívicos” son “un eco de las críticas a la obra” por parte de la propia institución —el pre-MUAC antes de su inauguración.

 

“El año pasado, el desarrollo de la exposición fue abruptamente detenido y hasta temí que se cancelara todo a causa del recelo de la institución por el uso de estas imágenes —de la sección de sociales de algunos periódicos— como si la apropiación de imágenes de los medios informativos fuera una práctica nueva entre artistas”.


Ventura insistió en que las reacciones desatadas hacia su obra, a las que calificó de “episodio psicótico”, fueron provocadas “por miedo de la institución a mostrar esta pieza, ya fuera por el uso de las imágenes de prominentes ciudadanos en las páginas de sociales, el uso de la imágenes sexuales o la suástica, porque se hizo palpable por parte de la dirección de la institución un titubeo en cómo afrontar estas críticas desde antes de la inauguración”.